Este ensayo fue publicado originalmente en inglés en la edición de Enero/Febrero de 2013 del Cato Policy Report. Está basado en el libro de los mismos autores How China Became Capitalist (Palgrave, 2013).
Nadie predijo que la “modernización socialista” que el gobierno chino post-Mao lanzó en 30 años resultaría ser lo que los académicos denominan hoy la gran transformación económica de China. Cómo las acciones de los campesinos, trabajadores, académicos, y legisladores chinos se combinaron y derivaron en esta consecuencia no intencionada es la historia que intentamos contar. Hoy, no necesitamos presentar datos estadísticos para convencerlo del auge de la economía china, aún cuando China todavía se enfrenta a retos enormes. Muchos chinos todavía son pobres, muchos menos chinos tienen acceso a agua pura que a los teléfonos celulares, y todavía se enfrentan a muchos obstáculos cuando se trata de proteger sus derechos y ejercer su libertad. No obstante, China ha sido transformado desde adentro a lo largo de los últimos 35 años.
En contra de la sabiduría convencional, tomamos el fin de 1976 como el inicio de la reforma post-Mao y argumentamos que China básicamente se convirtió en una economía de mercado para fines de los noventa y antes de que se uniese a la Organización Mundial de Comercio en 2001. En el nuevo milenio, la economía china ha mantenido su ímpetu de crecimiento y se ha vuelto más integrada con la economía global. Siendo un relato de cómo China se volvió capitalista, nuestro libro se enfoca principalmente en las dos primeras décadas de reformas. Dentro de este periodo, nuestro relato está dividido en dos partes por un suceso divisorio, el Movimiento Estudiantil de 1989.
La primera parte del relato se trata acerca de dos reformas. Una fue diseñada por Pekín; su objetivo era revitalizar el sector estatal y salvar al socialismo. La otra resultó de iniciativas que vinieron desde abajo. La reforma liderada por el Estado se dio en dos partes. La primera empezó en 1976 bajo Hua Gofeng. Hua era el sucesor designado por Mao, quien consolidó su base de poder luego de arrestar a “ La Pandilla de los Cuatro” y poniéndole fin a la Revolución Cultural. Aunque era leal a Mao, Hua era un reformador económico.
Con el respaldo total de Deng Xiaoping y otros líderes chinos, Hua lanzó su programa económico modernización, que luego sería criticado desdeñado como “El Salto al Exterior”. Esencialmente, era un programa liderado por el Estado y por las inversiones, con un enfoque en la industria pesada; es un buen ejemplo de lo que los economistas denominaron “la industrialización del gran empuje”. Pero el programa duró poco más de dos años. Se canceló a principios de 1979, en parte debido a sus propios defectos y en parte debido al cambio de liderazgo: a fines de 1978 el Comité Central tuvo una reunión, en la cual Deng Xiaoping y Chen Yun volvieron al poder y Hua ya no estaba al mando.
Chen creía que la economía china desde hace mucho había sufrido de un desbalance estructural: demasiada inversión en industria pesada en relación a la industria ligera y la agricultura, y los sectores y la planificación estatales eran ensalzados excluyéndose a los sectores y mercados privados. En su opinión, el programa económico de Hua, que se enfocaba en la industria pesada, empeoró la economía china. Por eso Chen acabó de manera forzada con “El Gran Salto Afuera”, enfrentándose a una fuerte oposición del Consejo de Estado e impuso su política económica. Esto marcó la segunda ronda de reformas lideradas por Pekín. Esta ronda de reformas lideradas por el Estado tuvo dos elementos: ajustes a nivel macro y reformas en las empresas estatales al nivel micro. Los ajustes estructurales fueron impuestos a través de toda la economía. Por ejemplo, más inversiones fueron canalizadas desde los bienes capitales hacia la producción de bienes de consumo. Más dinero se asignó a la agricultura. El gobierno elevó los precios de compra para los productos agrícolas en mas de un 20 por ciento en 1979 y aumentó significativamente las importaciones de granos. Pekín también tomó medidas para descentralizar el comercio extranjero y le dio más autonomía fiscal a los gobiernos provinciales. Al nivel micro, el énfasis se puso en lo que era visto como la base económica del socialismo, las empresas propiedad del Estado. La estrategia era devolverle algunos derechos a las empresas estatales y permitirles quedarse con algo de las ganancias. Desde 1979 y durante toda la década de los ochenta, el gobierno chino estuvo preocupado con fomentar las empresas estatales.
La reforma desde los márgenes
No hay duda de que el gobierno post-Mao realizó una serie de reformas. Pero hoy, con el beneficio de la retrospectiva, sabemos que las fuerzas económicas que realmente estaban transformando la economía china durante la primera década de reforma fueron la agricultura privada, las empresas municipales y de las aldeas, los negocios privados en las ciudades, y las Zonas Económicas Especiales. Ninguna de estas fue iniciada por Pekín. Fueron jugadores marginales operando fuera de los límites impuestos por el socialismo. A estas fuerzas marginales, el gobierno chino estaba contento de ignorarlos siempre y cuando no amenazaran al sector estatal o al poder político del Partido. Esto creó espacio para lo que denominamos “revoluciones marginales”, las cuales trajeron de vuelta a China las fuerzas del emprendimiento y del mercado durante la primera década de la reforma.
Una de estas reformas marginales es la agricultura privada. La agricultura privada ciertamente no era algo nuevo en China. Antes de 1949, había existido durante milenios. A principios de la década de los cincuenta, Mao trató de colectivizar despiadadamente la agricultura. Luego de 20 años de una agricultura colectivizada y de 40 millones de muertes por hambrunas Muchos volvieron a la agricultura privada luego de que muriese Mao, incluso cuando Pekín todavía estaba tratando de fortalecer el sistema de las comunas. En septiembre de 1980, Pekín fue obligado a permitir la agricultura privada en zonas donde “la gente había perdido su confianza en la colectividad”. Pero una vez que se le abrieron las puertas al agro privado, este ya no podía ser controlado. Para principios de 1982 esto se volvió una política nacional. La agricultura china fue des-colectivizada. Después en el recuento oficial de la reforma, Pekín se atribuiría el crédito de haber lanzado la reforma agrícola. Pero la reforma implementada por Pekín simplemente elevaba los precios de compra de los granos y aumentaba las importaciones de granos.
Las empresas municipales y de las aldeas fueron operaciones industriales ubicadas en áreas rurales. Durante las primeras dos décadas de reformas, estas fueron el sector más dinámico de la economía china. Como operaban fuera del plan estatal, no tenían acceso garantizado a materias primas controladas por el Estado pero tenían que comprarlas en el mercado negro a un precio más alto. También estaban excluidas del sistema de distribución controlado por el Estado para vender sus productos, pero tenían que contratar sus propios equipos de ventas para que viajen alrededor de China con el objetivo de encontrar mercados para sus productos. En otras palabras, tenían que operar como verdaderas empresas de negocios. Esto es lo que hicieron. Y no tardó mucho para que ellos superen con su desempeño a las empresas estatales, las cuales tenían todos los privilegios y protecciones del Estado y que simplemente dejaron de ser emprendedoras.
Entre las cuatro revoluciones marginales, las Zonas Económicas Especiales fueron las más controversiales. Fueron establecidas para cooptar el capitalismo y salvar al socialismo. La idea era permitirles experimentar con la economía de mercado, importando tecnología avanzada y conocimientos administrativos, vendiendo productos a los mercados globales, creando empleos y estimulando el crecimiento económico. Pero los experimentos estuvieron limitados a unas cuantas zonas para que no socavaran el socialismo en otras partes, y por si acaso los experimentos fracasaran, su daño al socialismo sería insignificante.
La competencia regional
La segunda parte de nuestro relato empieza en 1992 después de Deng Xiaoping realizara su tour por el sur del país. Mientras que las revoluciones marginales trajeron las fuerzas de mercado de vuelta a la China durante la década anterior, la competencia regional se volvió la principal fuerza transformadora durante la segunda década, convirtiendo a China en una economía de mercado para fines del siglo. La competencia regional no era nueva; había existido durante la primera década de la reforma. Pero luego creó barreras al comercio en las fronteras de las provincias y fragmentó la economía china. China implementó la reforma de precios en 1992, la reforma tributaria en 1994, y empezó a privatizar las empresas estatales para mediados de los noventa. Estas medidas reformadoras abrieron el camino para el auge de un mercado común nacional, que fue capaz de imponer la disciplina de mercado a todos los actores económicos, convirtiendo a la competencia regional en una fuerza transformadora.
Aquí, nuestro relato difiere de aquel presentado por Huang Yasheng en su libro, Capitalismo con características chinas. Un argumento controversial de Huang es que China fue más capitalista y empresarial en los ochenta que en los noventa. Si el argumento quiere decir que los emprendimientos privados prevalecieron en contra del Estado durante los ochenta, entonces está muy en sintonía con nuestro relato de las “revoluciones marginales”. Pero si este sugiere que China se apartó del libre mercado durante la segunda década de las reformas, está ignorando un cambio fundamental en la economía durante los noventa. Y esto es el florecimiento de un mercado nacional común, el cual era un requisito para que la competencia regional funcione.
Identificada con las inversiones repetitivas, la competencia regional es muchas veces culpada por distorsionar la ventaja comparativa y por socavar las economías de escala. Una imagen más matizada surgió en nuestro relato. Lo que la competencia regional hizo fue convertir la ventaja de China en espacio, siendo un país continental, en la alta velocidad de la industrialización. Cómo esto sucedió puede ser mejor apreciado desde una perspectiva Hayekiana, la cual resalta el crecimiento del conocimiento como la fuerza catalizadora que determina el cambio económico. En la época de Mao, la educación estaba siendo atacada y el conocimiento se volvió un riesgo político; China se aisló de Occidente y se apartó de sus propias tradiciones. La ideología radical de Mao empobreció la economía China y, peor aún, cerró las mentes de los chinos.
Luego de la muerte de Mao, China volvió a adherirse al pragmatismo. “Buscando verdad en los hechos” se volvió el nuevo lema del Partido; volverse rico se convirtió en algo glorificado. El obstáculo más limitante para el crecimiento económico era la falta de conocimiento. Esto incluía al conocimiento técnico, al conocimiento acerca de las instituciones —cómo varias instituciones que respaldan al mercado funcionan, y al conocimiento local —lo que Hayek describía como “el conocimiento de las circunstancias particulares del tiempo y el lugar”. La solución a este problema se encontró en la competencia regional. Cuando las 32 provincias de China, sus 282 municipalidades, 2.862 condados, 19.522 pueblos y 14.667 aldeas se lanzaron a una competencia abierta en busca de inversión y buenas indeas para desarrollar la economía local, China se volvió un laboratorio gigantesco donde muchos y diversos experimentos económicos fueron ensayados de manera simultánea. El conocimiento de todo tipo fue creado, descubierto y difundido rápidamente. Mediante el crecimiento del conocimiento, la escala enorme de la industrialización china hizo posible su rápida velocidad.
Conclusión
Considerando nuestro relato de cómo China se volvió capitalista, ¿qué podemos decir acerca de la forma en que el capitalismo surgió en China? Una característica persistente de la transición hacia el mercado de China es la falta de liberalización política. Esto no es para sugerir que el sistema político chino se ha mantenido intacto durante los últimos 35 años. El Partido se ha distanciado así mismo de la ideología radical; ya no es comunista, excepto en nombre. En los últimos años, el Internet ha empoderado cada vez más a los chinos para que hagan escuchar su voz en cuestiones políticas. No obstante, China sigue siendo gobernada por un solo partido político.
Esta continuidad esconde un cambio fundamental en la realidad política de la China. Con la muerte de Deng Xiaoping, la política del “caudillo” llegó a su fin. Bajo Jiang Zemin y Hu Jintao, China ya no fue gobernada por un líder carismático. En este sentido, la política China hoy es cualitativamente distinta a aquella de la época de Mao o de Deng. Pero el gobierno chino no ha reconocido el hecho de este cambio político en la realidad; ha habido pocos esfuerzos para construir instituciones que preparen a China para una nueva realidad política.
A lo largo de los últimos 35 años, China se ha abierto capitalismo no solo en el ámbito económico. La teoría de los sentimientos morales tiene más de una docena de traducciones chinas; el libro se ha ganado el corazón y la mente del Premier Wen Jiabao. El mensaje deAdam Smith atrae mucho a los chinos, no en poca medida debido a su palpable similitud con el pensamiento chino tradicional acerca de la economía y la sociedad. Un resultado sorprendente de la transición de China hacia el capitalismo es que China encontró una forma de volver a sus raíces culturales.
“Buscar la verdad en los hechos” es una enseñanza china tradicional, que Deng Xiaoping denominó “la esencia del Marxismo”. Pero muchos hechos están encubiertos en China porque un mercado libre de ideas todavía no existe. Somos optimistas, aunque de manera precavida, de que China puede que se adhiera a un mercado de ideas durante las próximas décadas, así como permitió un mercado de productos en el pasado reciente. Conforme nuestra economía moderna se vuelva más y más determinada por el conocimiento, las ganancias de un libre intercambio de ideas se volverán demasiado grandes; los costos de suprimirlo son demasiado altos.
La adopción de China tanto de su historia como de la globalización nos conduce a creer que el capitalismo chino, que recién reinició su largo viaje, será distinto. Esto es deseable no solo para China, sino para Occidente y para todos los demás también. T
Ahora hay más Comerciantes en China que miembros del Partido Comunista
8,1 billón $us en mercado de renta variable tiene ahora más de 90 millones de inversores individuales, de acuerdo con China Securities Depository y Clearing Co . Eso se compara con 87,8 millones de miembros del Partido Comunista a finales del año pasado, la agencia de noticias estatal Xinhua informó 29 de junio dos días antes del 94º aniversario de la fundación del partido.
Es seguro asumir esto no es lo que Mao Zedong imaginó cuando llevó a los comunistas al poder en 1949, y presenta retos difíciles para el presidente Xi Jinping. Un número récord de ciudadanos chinos acudieron al mercado de valores durante el año pasado como el Índice Compuesto de Shanghai se duplicó.
¿Con el Capitalismo llego la mano invisible del mercado?
Ahora, que el auge está en riesgo de convertirse en un busto después de la referencia se desplomó más de un 20 por ciento desde su máximo hasta el lunes 12 de junio, dejando a muchos inversores minoristas magullados y socavando economía ya débil de la nación.
"A medida que más personas se hunden, el gobierno siente más presión", dijo Ronald Wan, director ejecutivo de Partners Capital International en Hong Kong. "Una caída anómala afectará a la estabilidad de la economía china."
El Shanghai Composite ha estado en una montaña rusa, tomando la nueva clase de novatos de acciones a lo largo del paseo. Se saltó un 5,5 por ciento el martes después de antes de caer hasta un 5,1 por ciento en el comercio más volátil desde 1992 en la especulación de que el gobierno tome medidas para poner fin a la derrota. Acerca de $ 1,9 billón en valoración de mercado se evaporaron sobre las últimas dos semanas en medio de preocupaciones de que una manifestación de un año acompañado de récord de endeudamiento y las valoraciones crecientes no se puede sostener.
Apoyo del Estado
La medida de Shanghai cayó un 0,4 por ciento en el descanso del mediodía del miércoles.
Los responsables políticos han instado a los inversores a reaccionar a las fluctuaciones a la calma y al mismo tiempo en movimiento de apaciguarlos. El sábado, a raíz de las acciones de inmersión, el Banco Popular de China redujo la tasa de interés de referencia a un mínimo histórico. El Observador Económico informó que el gobierno está considerando la posibilidad de una reducción en el impuesto de sellos. Mientras tanto, el Ministerio de Finanzas dijo que permitirá que los fondos de pensiones que invierten en acciones.
El gobierno de Xi cuenta con un mercado de valores robusto para destetar empresas fuera de endeudamiento. Los inversionistas individuales pueden necesitar algún destete, también. Han prestado 2080000000000 yuanes ($ 335,000,000,000) de casas de bolsa para comprar acciones en Shanghai y Shenzhen.
Colapso Sistémico
"Las autoridades son siempre sensibles a los movimientos en el mercado porque temen un colapso sistémico", dijo Anthony Neoh, profesor visitante en la Universidad Nacional de Singapur y miembro del órgano consultivo internacional del regulador de valores chino. "Un mercado de valores saludable tiene que ser una cuestión prioritaria para la administración, aunque sólo sea porque asegura la estabilidad social".
China añadió más de 7 millones de comerciantes de acciones individuales en junio hasta el día 26, de acuerdo con el centro de intercambio de China, que comenzó a compilar el número de inversores en mayo, la sustitución de los establecidos en la contabilidad de existencias después de los reguladores permitieron a los inversores a abrir varias cuentas de datos originales. Más de 40 millones de cuentas se han añadido en los 12 meses hasta mayo.
En comparación, 1,1 millones de personas se unieron al Partido Comunista el año pasado, frente a un aumento de 1,6 millones en 2013, según Xinhua . Crecimiento de la membresía se ha ralentizado como Xi sigue adelante con la represión más amplia sobre la corrupción en la historia del partido, atrapar a unos 100.000 funcionarios en los últimos dos años.
Stock Frenesí
Stock de propiedad en China todavía tiene mucho espacio para crecer. Las acciones representan el 20 por ciento de los activos financieros de los hogares chinos, en comparación con el 45 por ciento en efectivo y depósitos bancarios, según una encuesta de Charles Schwab Corp. lanzado en enero.
Sin embargo, las acciones de frenesí de los últimos años ha sido extrema, dejando a muchos inversionistas vulnerables a ", reversiones desagradables desagradables", según Fraser Howie, el co-autor del libro "Capitalismo Rojo: La Fundación Financiera Frágil de Rise Extraordinaria de China."
"No hay nada malo con una mayor inversión en bolsa y no hay nada malo con la diversificación de simplemente ahorros", Howie, un ex director gerente de CLSA Asia-Pacific Markets, dijo en una entrevista telefónica desde Singapur. "Pero la dificultad en China es que nada de lo que está ocurriendo en los últimos meses se puede llamar inversión. Todo es especulación ".
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