Translate

domingo, 1 de marzo de 2015

Brasil y Sudamerica

Es nuestro vecino y socio. Es, pues, esencial conocerlo todos los días un poco más íntimamente, así como ellos pareciera que se interesan por estrechar algunos vínculos con nosotros y el resto de nuestra hispanohablante América.

Después de que el FMI (diciembre 2011) difundiera que Brasil subió al sexto puesto el ministro de Hacienda brasileño afirmó que antes del 2015, Brasil, (presidido en estos momentos por la presidenta Dilma Rousseff) desplazará a Francia del quinto puesto entre las economías del mundo. Sin embargo numerosos analistas de la geopolítica brasilera sostienen que si bien el PBI (Producto Bruto Interno) de Brasil efectivamente sigue creciendo, el país aún sigue lejos en la tabla de desarrollo humano, sobre todo en lo que respecta la pobreza y las desigualdades económicas.
Las líneas directrices de la geopolítica de nuestro socio están bien marcadas: protagonismo institucional en la ONU como expresión del poderío político-económico del país con alcance global. Así busca ligas por todo el orbe que le abran el pórtico de un sitial permanente en el selecto Consejo de Seguridad. Francia, por ejemplo, ya lo apoya para lograr esa meta. Defensa sudamericana. Sabe que en una defensa sudamericana conjunta tendrá la solidez que necesita para preservar el dominio del Amazonas y de las riquezas marítimas, cuantiosísimas, en igual proporción a la colosal longitud de sus costas.  Ya prevé las confrontaciones por las escaseces de alimentos, agua y energía para 2040. 
Trabajar los vínculos con la vecina África, compitiendo en ese escenario emergente con Francia, EE.UU. y China, sabedor que es un portentoso mercado a mediano plazo. Transferencia de tecnología, como instrumento insustituible para añadir valor al trabajo, único modo genuino y real de enriquecerse. Por eso, sin ambages le dice no a Washington cuando pretende venderle aviones cazas sin esa transferencia, al contrario de los Rafaele franceses. Respalda a la Argentina en su reclamo de soberanía incluyendo no sólo a las Malvinas, sino a las Georgias y Sándwich porque no quiere rivales extrarregionales en el Atlántico Sur y porque, asociado con la Argentina y Chile, mira a la Antártida. En suma, busca consolidar la Unión Sudamericana porque no le arredra el desafío de tener que ceder algo para ganar un objetivo estratégico que se sintetiza en una palabra: poder. Será mejor con Sudamérica socia, que rivalizando.
La geopolítica brasileña tiene una clave: saber lo que se busca y laborarlo a largo plazo, sustraído de los zigzagueos de los turnos políticos circunstanciales.
Influencia en Sudamérica
El Estado brasilero ejecuta un ambicioso plan de expansión energética en América Latina y el Caribe (ALC) con el fin de atender su creciente demanda industrial. Electrobras pretende construir represas en al menos siete países de la región, Petrobras fomentará la producción de etanol, el gobierno militariza yacimientos petroleros y fuentes de energía en la Amazonía y el mar, y coordina desde el Consejo Suramericano de Infraestructura y Planificación de Unasur el relanzamiento de la “IIRSA del siglo XXI”.
El acuerdo de integración energética Perú-Brasil firmado por los ex presidentes Lula da Silva y Alan García en 2009 proyecta la instalación de las hidroeléctricas Inambari, Pakitzapango, Tambo 40, Tambo 60 y Mainique en los ríos de Perú. La construcción de las seis centrales con potencial para generar 6.000 MW está a cargo de Eletrobras.

Eletrobras inició negociaciones para la construcción de represas en la Guyana Francesa (1.500 MW) y está mapeando el potencial hidroeléctrico total del país. Además, evalúa la hidroeléctrica Cachuela Esperanza en Bolivia con 800 MW de capacidad. Brasil y Argentina prevén instalar dos usinas binacionales en el río Uruguay, que producirán 2 mil MW. 

Brasil participa en la construcción de la central de Tumarín en Nicaragua, un megaproyecto valorado en más de 800 millones de dólares, adjudicado al consorcio Queiroz Galvão-Electrobras-Astaldi. En Costa Rica, Electrobras y Sinohydro se disputan el proyecto hidroeléctrico en el río Reventazón, en el límite entre Siquirres y Turrialba, valuado en mil millones de dólares. Por otro lado, la constructora Odebrecht ejecuta el proyecto hidroeléctrico Palomino en República Dominicana, y prevé construir una gran represa en la cuenca del río Rufiji en Tanzania, país ubicado en África oriental.
 IIRSA es un plan para construir infraestructuras en América del Sur
Con ellas las empresas privadas podrán sacar y transportar recursos naturales y mercaderías
Con información de IIRSA
Los 12 ministros de Planificación de la Unasur aprobaron a fines de 2011 en Brasilia el nuevo plan de integración 2012-2022 que contempla hidrovías, ferrovías y carreteras. Los cuatro proyectos priorizados son el corredor ferroviario entre los puertos de Paranagua (Brasil) y Antofagasta (Chile) con un costo de 3.700 millones de dólares; la carretera Caracas-Bogotá-Buenaventura-Quito-Pacífico valuado en 3.350 millones de dólares; el ferrocarril bioceánico Santos-Arica trecho boliviano que costará 3.100 millones; y la carretera Callao-La Oroya-Pucallpa de 2.500 millones de dólares.

Todas estas obras son parte de la cartera de proyectos de la antigua Iniciativa para la Integración Regional Sudamericana (IIRSA), pero los responsables del Cosiplan juran que el enfoque es diferente. En vez de “pasillos de exportación de insumos” para fuera del subcontinente, será privilegiado el “desarrollo interno” de la región, asegura Brasil, principal beneficiario de dicho “desarrollo”.
El BNDES “se hizo más conocido como financiador de grandes proyectos de infraestructura en América Latina (condicionados a la participación de constructoras brasileñas o a la compra de bienes y servicios) a través de lo que hacemos en pro de las exportaciones brasileñas”, precisó a la AFP Luciane Machado, superintendenta de comercio exterior del banco. 

El ex presidente Lula da Silva negoció personalmente contratos de construcción de hidroeléctricas en Venezuela y Colombia; grandes obras como el metro de Caracas, y puertos, autopistas, represas y petroquímicas en Bolivia, Cuba, Nicaragua y Perú. 

Con semejante respaldo, las actividades de las constructoras brasileñas en ALC y África experimentaron un crecimiento de 544% en los últimos 10 años. Actualmente, Odebrecht, Andrade Gutierrez, Queiroz Galvão, OAS y Camargo Corrêa construyen en por lo menos 16 países de América Latina. Odebrecht ha realizado obras de ingeniería en unos 20 países y está presente en Angola, Mozambique y Liberia. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario